miércoles, 12 de noviembre de 2008

vaya mañanita

¡Dios mío!, mañana tengo que destruir papel en la ofi, y el trabajo se me empezará a acumular a eso de las 10:30 (escanear, fotocopiar, archivar, papel en las máquinas, el correo), a ver cuando voy a ir a ver a Emiliano a la oficina, cómo le va, llamarle por el móvil, hablar con el más de una hora, darme mucha prisa en el trabajo, escuchar las monsergas de las secretarias… pero bueno estoy donde me gusta o, ¿no?, luego llega a casa a comer (aunque tu madre te lo tenga todo hecho) que eso se agradece, más tarde ir a clase, soportar las matemáticas con gran esfuerzo y eso que me encantan pero sin embargo me están costando muchísimo, las asignaturas que mejor se me dan en clase son la lengua y el inglés (tengo más dificultad en las otras), escuchar la maravillosa risa de mi jefa, que me ponga la mano en el hombro, que me sonría, que me escuche, que me digan que haga con calma el trabajo, que no me agobie y yo haré caso pero el trabajo se agrandará, se agrandará, se agrandará y se harán las 2:00 ¡no me habrá dado tiempo a terminar las copias! etc, etc, etc, por un lado descansas y despejas la cabeza, te apetece escuchar la música que te gusta, pero claro no puedes porque primero están las responsabilidades y una de ellas es hacer los deberes y estudiar para ser el día de mañana la mejor administrativa del mundo mundial, (me subirán de categoría; aunque me encanta ser auxiliar administrativo) pero las cosas cambiarán a mejor y a mejor porque soy una persona muy muy muy muy muy muy muy muy positiva y me irá bien y aquello que me proponga lo conseguiré, mi madre estará muy orgullosa de mí, nadie podrá “engañarme”, tendré y tengo las cosas clarísimas y el chocolate espeso.

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